MEPLAR 10
BALIARDA
Antidepresivo.
Composición.
Meplar 10 Baliarda: Cada comprimido recubierto ranurado contiene: Paroxetina ClH hemihidrato (Equivalente a Paroxetina 10 mg) 11,39 mg. Meplar 20 Baliarda: Cada comprimido recubierto ranurado contiene: Paroxetina ClH hemihidrato (Equivalente a Paroxetina base 20 mg) 22,77 mg. Meplar 30 Baliarda: Cada comprimido recubierto ranurado contiene: Paroxetina ClH hemihidrato (Equivalente a 30 mg de Paroxetina base) 34,14 mg. Meplar LC 12,5 Baliarda: Cada comprimido gastrorresistente de liberación controlada contiene: Paroxetina ClH hemihidrato (Equivalente a 12,50 mg de Paroxetina base) 14,22 mg. Meplar LC 25 Baliarda: Cada comprimido gastrorresistente de liberación controlada contiene: Paroxetina ClH hemihidrato (Equivalente a 25,00 mg de Paroxetina base) 28,45 mg.
Indicaciones.
Meplar 10 / 20 / 30 Baliarda: Trastorno depresivo mayor. Trastorno obsesivo-compulsivo (T.O.C.). Trastorno de angustia con o sin agorafobia. Fobia social. Trastorno de ansiedad generalizada. Trastorno por stress postraumático. Meplar LC 12,5 / 25 Baliarda: Trastorno depresivo mayor. Trastorno de angustia con o sin agorafobia. Trastorno disfórico premenstrual. Fobia social.
Dosificación.
Paroxetina de liberación inmediata: Trastorno depresivo mayor: la dosis inicial recomendada es 20 mg/día. Los pacientes fueron tratados en el rango de 20 a 50 mg/día en los estudios clínicos demostrando la efectividad de la paroxetina de liberación inmediata en el tratamiento del trastorno depresivo mayor. Así como con otras drogas efectivas en el tratamiento del trastorno depresivo mayor, el efecto total puede retrasarse. Algunos pacientes que no responden a la dosis de 20 mg, pueden beneficiarse con incrementos de la dosis, a razón de 10 mg/día, hasta un máximo de 50 mg/día. Los ajustes de dosis deben realizarse a intervalos no menores a una semana. Tratamiento de mantenimiento: no se ha establecido la duración del tratamiento con paroxetina. Es reconocido que el tratamiento de los episodios agudos del trastorno depresivo mayor requiere varios meses de terapia farmacológica sostenida. Se desconoce si la dosis necesaria para inducir la remisión es idéntica a la dosis necesaria para el mantenimiento y/o eutimia sostenida. La evaluación sistemática de la eficacia de los comprimidos de paroxetina de liberación inmediata ha demostrado que la eficacia se mantiene por períodos de hasta 1 año con dosis promedio de alrededor de 30 mg. Trastorno obsesivo-compulsivo: la dosis diaria recomendada es de 40 mg. Comenzar el tratamiento con 20 mg diarios. En función de la respuesta clínica, la dosis puede incrementarse de a 10 mg por semana, hasta un máximo de 60 mg diarios. Los pacientes fueron tratados en el rango de 20 a 60 mg/día en los estudios clínicos demostrando la efectividad de la paroxetina de liberación inmediata en el tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo. Tratamiento de mantenimiento: el mantenimiento a largo plazo de la eficacia fue demostrado en un estudio de 6 meses de duración en el cual se evaluó la prevención de recaídas. En este estudio, los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo tratados con paroxetina mostraron una tasa de recaídas menor, en comparación con los pacientes que recibieron placebo. El trastorno obsesivo-compulsivo es una condición crónica, y es razonable considerar la continuación del tratamiento en un paciente que responde al mismo. Se deberán realizar los ajustes de dosis necesarios para mantener al paciente bajo tratamiento con la menor dosis posible, y los pacientes deben ser periódicamente reevaluados a fin de determinar la necesidad de continuar el tratamiento. Trastorno de angustia con o sin agorafobia: la dosis objetivo de paroxetina de liberación inmediata en el tratamiento de los trastornos de angustia es de 40 mg/día. Los pacientes deben comenzar con 10 mg/día. La dosis puede modificarse mediante incrementos de 10 mg/día y a intervalos de al menos una semana. Los estudios clínicos demostraron la efectividad de la paroxetina de liberación inmediata en el rango de 10 a 60 mg/día. La dosis máxima no debe exceder de 60 mg/día. Tratamiento de mantenimiento: el mantenimiento a largo plazo de la eficacia de paroxetina en pacientes con trastorno de angustia fue demostrado en un estudio de 3 meses de duración en el cual se evaluó la prevención de recaídas. En este estudio, los pacientes tratados con paroxetina mostraron una tasa de recaídas menor, en comparación con los pacientes que recibieron placebo. El trastorno de angustia es una condición crónica, y es razonable considerar la continuación del tratamiento en un paciente que responde al mismo. Se deberán realizar los ajustes de dosis necesarios para mantener al paciente bajo tratamiento con la menor dosis posible, y los pacientes deben ser periódicamente reevaluados a fin de determinar la necesidad de continuar el tratamiento. Fobia social: la dosis inicial y de mantenimiento recomendada es 20 mg/día. En estudios clínicos paroxetina ha resultado segura en pacientes con fobia social tratados con dosis de hasta 60 mg/día; no obstante, no se ha evidenciado un beneficio adicional con dosis superiores a 20 mg/día. Tratamiento de mantenimiento: no se ha establecido la duración del tratamiento de la fobia social con paroxetina. Aunque la eficacia de paroxetina más allá de las 12 semanas de tratamiento no ha sido demostrada en estudios clínicos controlados, es reconocido que la fobia social es una condición crónica y es razonable considerar la continuación del tratamiento en un paciente que responde al tratamiento. Se deberán realizar los ajustes de dosis necesarios para mantener al paciente bajo tratamiento con la menor dosis posible, y los pacientes deben ser periódicamente reevaluados a fin de determinar la necesidad de continuar el tratamiento. Trastorno de ansiedad generalizada: la dosis inicial recomendada es 20 mg/día. Si bien no se ha evidenciado un beneficio adicional con dosis mayores, la dosis diaria puede incrementarse de a 10 mg, a intervalos de por lo menos una semana, hasta un máximo de 50 mg/día. Tratamiento de mantenimiento: la evaluación sistemática de la continuación de paroxetina por períodos de hasta 24 semanas en pacientes con trastorno de ansiedad generalizada y con buena respuesta a paroxetina durante la fase de tratamiento agudo de 8 semanas ha demostrado el beneficio de la terapia de mantenimiento. Sin embargo, los pacientes deben ser periódicamente reevaluados. Trastorno por stress postraumático: la dosis inicial recomendada es de 20 mg/día. La dosis puede elevarse con incrementos de 10 mg/día y a intervalos de al menos 1 semana. No existe suficiente evidencia que sugiera un beneficio mayor con dosis de 40 mg/día que con dosis de 20 mg/día. Tratamiento de mantenimiento: la eficacia de los comprimidos de paroxetina de liberación inmediata en el tratamiento a largo plazo del trastorno por stress postraumático (por ejemplo, por más de 12 semanas), no ha sido evaluada en estudios placebo controlados. En consecuencia, el médico que elija prescribir paroxetina en comprimidos de liberación inmediata por períodos prolongados deberá reevaluar la utilidad a largo plazo de la droga para cada paciente en particular. Paroxetina de liberación controlada: Trastorno depresivo mayor: dosis inicial: la dosis inicial recomendada es 25 mg/día. Los estudios clínicos demostraron la efectividad de paroxetina de liberación controlada en el tratamiento del trastorno depresivo mayor en el rango de 25 a 62,5 mg/día. Así como con otras drogas efectivas en el tratamiento del trastorno depresivo mayor, el efecto total puede retrasarse. Algunos pacientes que no responden a la dosis de 25 mg, pueden beneficiarse con incrementos de la dosis, a razón de 12,5 mg/día, hasta un máximo de 62,5 mg/día. Los ajustes de dosis deben realizarse a intervalos no menores a una semana. Tratamiento de mantenimiento: no se ha establecido la duración del tratamiento con paroxetina. Es reconocido que el tratamiento de los episodios agudos del trastorno depresivo mayor requiere varios meses de terapia farmacológica sostenida. Se desconoce si la dosis necesaria para inducir la remisión es idéntica a la dosis necesaria para el mantenimiento y/o eutimia sostenida. Se ha demostrado que la eficacia de paroxetina de liberación inmediata se mantiene por períodos de hasta 1 año con dosis promedio de alrededor de 30 mg, la cual, en base a consideraciones de biodisponibilidad relativa, se corresponde con la dosis de 37,5 mg en la formulación de liberación controlada. Trastorno de angustia con o sin agorafobia: dosis inicial usual: los pacientes deben comenzar con 12,5 mg/día. Cambios en la dosis deben ocurrir en incrementos de 12,5 mg/día y a intervalos de al menos una semana. Los pacientes fueron tratados en el rango de 12,5 a 75 mg/día en los estudios clínicos demostrando la efectividad de la paroxetina de liberación prolongada. La dosis máxima no debe exceder de 75 mg/día. Tratamiento de mantenimiento: el mantenimiento a largo plazo de la eficacia de paroxetina en el tratamiento del trastorno de angustia fue demostrado en un estudio de 3 meses de duración con la formulación de liberación inmediata. En este estudio, los pacientes tratados con paroxetina mostraron una tasa de recaídas menor, en comparación con aquellos que recibieron placebo. El trastorno de angustia es una condición crónica, y es razonable considerar la continuación del tratamiento en un paciente que responde al mismo. Se deberán realizar los ajustes de dosis necesarios para mantener al paciente bajo tratamiento con la menor dosis posible, y los pacientes deben ser periódicamente reevaluados a fin de determinar la necesidad de continuar el tratamiento. Trastorno disfórico premenstrual: paroxetina de liberación controlada puede ser administrado diariamente a lo largo de todo el ciclo menstrual o limitada a la fase lútea del ciclo menstrual, según criterio médico. La dosis inicial recomendada es de 12,5 mg/día. En estudios clínicos, las dosis de 12,5 mg/día y de 25 mg/día fueron efectivas. Los ajustes de dosis deben realizarse a intervalos de al menos 1 semana. Tratamiento de mantenimiento: la eficacia de los comprimidos de paroxetina de liberación controlada por un período superior a 3 ciclos menstruales no ha sido sistemáticamente evaluada en estudios controlados. Es razonable considerar la continuación del tratamiento en una paciente que responde al mismo. Las pacientes deben ser periódicamente reevaluadas para determinar la necesidad de continuar el tratamiento. Fobia social: la dosis inicial recomendada es de 12,5 mg/día. En función de la respuesta clínica, la dosis diaria puede aumentarse en 12,5 mg, a intervalos de una semana, hasta un máximo de 37,5 mg/día. Tratamiento de mantenimiento: no se ha establecido la duración del tratamiento de la fobia social con paroxetina. Aunque la eficacia de paroxetina más allá de las 12 semanas de tratamiento no ha sido demostrada en estudios clínicos controlados, es reconocido que la fobia social es una condición crónica y es razonable considerar la continuación del tratamiento en un paciente que responde al mismo. Se deberán realizar los ajustes de dosis necesarios para mantener al paciente bajo tratamiento con la menor dosis posible, y los pacientes deben ser periódicamente reevaluados a fin de determinar la necesidad de continuar el tratamiento. Situaciones clínicas particulares: Pacientes ancianos o debilitados y pacientes con insuficiencia hepática o renal severa: Paroxetina de liberación inmediata: la dosis inicial recomendada es 10 mg/día. La dosis puede ser incrementada sin exceder los 40 mg/día. Evaluar periódicamente. Paroxetina de liberación controlada: la dosis inicial recomendada es de 12,5 mg/día. La dosis puede ser incrementada sin exceder los 50 mg/día. Modo de administración: Paroxetina de liberación inmediata: administrar los comprimidos en una toma diaria única, con o fuera de las comidas, usualmente por la mañana. Ingerir sin masticar. Paroxetina de liberación controlada: administrar los comprimidos en una toma diaria única, con o fuera de las comidas, usualmente por la mañana. No triturar, ni masticar el comprimido; ingerirlo entero. Cambio de o a un IMAO: al menos 14 días deberán transcurrir entre la discontinuación de un IMAO y el comienzo del tratamiento con paroxetina. Del mismo modo, al menos 14 días deberán transcurrir desde la discontinuación del tratamiento con paroxetina antes del comienzo del tratamiento con un IMAO. Duración del tratamiento: luego de aproximadamente 2 ó 3 semanas de tratamiento, se evaluará la efectividad del mismo y la necesidad de adecuación posológica. En pacientes con TOC, pánico, fobia social o ansiedad generalizada, stress postraumático, por tratarse de condiciones crónicas, es razonable considerar la continuación del tratamiento. La dosis de mantenimiento será la mínima dosis efectiva. Periódicamente deberá reevaluarse al paciente a fin de determinar la necesidad de tratamiento continuo. El tratamiento antidepresivo debe prolongarse durante varios meses (habitualmente 6 meses) a fin de evitar una recaída. Discontinuación del tratamiento: se recomienda discontinuar el tratamiento gradualmente, mediante reducción de dosis progresiva o dosis a días alternos. Ante la aparición de síntomas intolerables luego de la disminución de la dosis o la discontinuación del tratamiento, puede considerarse reiniciar el tratamiento con la dosis previamente prescripta y luego aplicar un esquema más gradual de disminución de la dosis.
Contraindicaciones.
Hipersensibilidad conocida a la paroxetina o a cualquiera de los componentes. Tratamiento concomitante con antidepresivos inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO), linezolida o azul de metileno inyectable; o dentro de las 2 semanas de terminado el tratamiento con IMAO. Tratamiento concomitante con tioridazina o con pimozida (Véase Advertencias). No debe utilizarse en menores de 18 años con Trastorno Depresivo Mayor (Véase Advertencias).
Reacciones adversas.
Efectos adversos comúnmente observados: Los efectos adversos más comúnmente observados con el uso de paroxetina de liberación inmediata, con una incidencia ≥5% y al menos dos veces superior a placebo fueron: En pacientes con Trastorno depresivo mayor: astenia, sudoración, náuseas, disminución del apetito, somnolencia, mareos, insomnio, temblor, nerviosismo, trastornos de la eyaculación y otros trastornos genitales masculinos. En pacientes con TOC: náuseas, sequedad bucal, disminución del apetito, constipación, mareos, somnolencia, temblor, sudoración, impotencia y eyaculación anormal. En pacientes con Trastorno de angustia con o sin agorafobia: astenia, sudoración, disminución del apetito, disminución de la libido, temblor, eyaculación anormal, trastornos genitales femeninos e impotencia. En pacientes con Fobia social: sudoración, náuseas, sequedad bucal, constipación, disminución del apetito, somnolencia, temblor, disminución de la libido, bostezo, eyaculación anormal, trastornos genitales femeninos e impotencia. En pacientes con Trastorno de ansiedad generalizada: astenia, infecciones, constipación, disminución del apetito, sequedad bucal, náuseas, disminución de la libido, somnolencia, temblor, sudoración y eyaculación anormal. En pacientes con Trastorno por stress postraumático: astenia, sudoración, náuseas, sequedad bucal, diarrea, disminución del apetito, somnolencia, disminución de la libido, eyaculación anormal, trastornos genitales femeninos e impotencia. Los efectos adversos más comúnmente observados con el uso de paroxetina de liberación controlada, con una incidencia ≥5% y al menos dos veces superior a placebo fueron: En pacientes con Trastorno depresivo mayor: eyaculación anormal, visión anormal, constipación, disminución de la libido, diarrea, mareos, trastornos genitales femeninos, náuseas, somnolencia, sudoración, trauma, temblor, bostezo. En pacientes con Trastorno de angustia con o sin agorafobia: eyaculación anormal, somnolencia, impotencia, disminución de la libido, temblor, sudoración, trastornos genitales femeninos (generalmente anorgasmia o dificultad para alcanzar el orgasmo). En pacientes con Fobia social: náuseas, astenia, eyaculación anormal, sudoración, somnolencia, impotencia, insomnio, disminución de la libido. En pacientes con Trastorno disfórico premenstrual (tanto de dosificación continua como de dosificación en la fase lútea): náuseas, astenia, disminución de la libido, somnolencia, insomnio, trastornos genitales femeninos, sudoración, mareos, diarrea, constipación. Efectos adversos asociados con la discontinuación del tratamiento: Los efectos adversos más comunes (≥1 %) asociados con la discontinuación y considerados relacionados con la droga son: Paroxetina de liberación inmediata (20,0% en Trastorno depresivo mayor; 16,1% en Fobia social; 11,8% en TOC; 9,4% en Trastorno de angustia con o sin agorafobia; 10,7% en Trastorno de ansiedad generalizada; 11,7% en Trastorno de stress postraumático): somnolencia, insomnio, agitación, temblor, ansiedad, mareos, constipación, náuseas, diarrea, sequedad bucal, vómitos, flatulencia, astenia, eyaculación anormal, sudoración, impotencia, disminución de la libido. Paroxetina de liberación controlada (10,0% en Trastorno depresivo mayor; 3,0% en Fobia social; 11,0% en Trastorno de angustia con o sin agorafobia; 13,0% en Trastorno disfórico premenstrual): náuseas, astenia, mareos, somnolencia, insomnio, cefalea, disminución de la concentración, sequedad bucal, mareos, disminución del apetito, sudoración, temblor, bostezos, diarrea, depresión, test de la función hepática anormal. Efectos adversos dosis - dependientes: Paroxetina de liberación inmediata: estudios clínicos comparativos con paroxetina 10, 20, 30 y 40 mg/día o placebo en el tratamiento de la depresión revelan una clara dependencia con la dosis de algunos de los efectos adversos más comúnmente asociados con el uso de paroxetina. Estos incluyen: Dermatológicos: sudoración. Gastrointestinales: constipación, disminución del apetito, diarrea, sequedad bucal, náuseas. SNC: ansiedad, mareos, nerviosismo, parestesia, somnolencia, temblor. Sensoriales: visión borrosa. Urogenitales: eyaculación anormal, impotencia, alteraciones del aparato genital masculino. Otros: astenia. Paroxetina de liberación controlada: se detallan las reacciones adversas observadas con una incidencia ≥1 % con 25 mg de paroxetina en comprimidos de liberación controlada y que fue al menos dos veces la observada con 12,5 mg de paroxetina de liberación controlada y con placebo: sudoración, temblor, disminución de la concentración, bostezos, parestesia, hiperkinesia, vaginitis. Adaptación a ciertos efectos adversos: después de 4 a 6 semanas de terapia continua se ha observado adaptación a algunos efectos adversos (ej. náuseas y mareos), aunque menos a otros (ej. sequedad bucal, somnolencia y astenia). Cambios en el peso y signos vitales: puede producirse una pérdida de peso significativa asociada al tratamiento con paroxetina, no obstante, la pérdida de peso promedio observada en estudios clínicos fue mínima (aproximadamente 500 g). En estudios clínicos controlados no se han observado cambios significativos en los signos vitales (presión diastólica y sistólica, temperatura, pulso) en pacientes tratados con paroxetina. Cambios en el ECG: en estudios clínicos controlados no se ha observado cambios significativos en el ECG en pacientes tratados con paroxetina (formulación de liberación inmediata) en comparación con placebo. Test de la función hepática: en estudios clínicos controlados contra placebo, en pacientes tratados con paroxetina en comprimidos de liberación inmediata no se observó una frecuencia de valores anormales de la función hepática (fosfatasa alcalina, GOT, GPT y bilirrubina) superior a la observada con placebo. En un estudio controlado contra placebo en pacientes ancianos con trastorno de depresión mayor, 3 de 104 pacientes tratados con paroxetina en comprimidos de liberación controlada, y ninguno de los 109 pacientes que recibieron placebo experimentaron elevaciones de las transaminasas hepáticas de significación clínica. Dos de los pacientes tratados con paroxetina en comprimidos de liberación controlada abandonó el estudio debido a valores anormales en los parámetros de la función hepática; el tercer paciente experimentó una normalización de los niveles de las transaminasas con la continuación del tratamiento. En un pool de 3 estudios de pacientes con trastornos de pánico, 4 de 444 pacientes tratados con paroxetina en comprimidos de liberación controlada y ninguno de los 445 pacientes que recibieron placebo experimentaron elevación de las transaminasas hepáticas clínicamente significativas. Las valores elevados de los cuatro pacientes disminuyeron sustancialmente luego de la discontinuación del tratamiento. Se desconoce el significado clínico de estos hallazgos. Disfunción sexual femenina y masculina con ISRSs: si bien frecuentemente ocurren cambios en el deseo sexual, la performance sexual, y la satisfacción sexual como manifestaciones del trastorno psiquiátrico, pueden también ser una consecuencia del tratamiento farmacológico. En particular, algunas evidencias sugieren que los ISRSs pueden causar experiencias sexuales adversas. Sin embargo, es difícil obtener estimaciones fidedignas de la incidencia y severidad de experiencias adversas que involucran deseo, performance y satisfacción sexual, en parte debido a que pacientes y médicos son renuentes a conversar sobre ellas. En consecuencia, tales estimaciones son probablemente menores a las reales. A continuación se detallan los efectos adversos sexuales observados en estudios clínicos placebo controlados en más de 3200 pacientes con trastorno depresivo mayor, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de angustia, fobia social, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno por stress postraumático: en hombres, disminución de la libido, trastornos eyaculatorios, impotencia; en mujeres, disminución de la libido, trastornos orgásmicos. No hay estudios adecuados y bien controlados que examinen la disfunción sexual durante el tratamiento con paroxetina. El tratamiento con paroxetina ha sido asociado con severos casos de priapismo. En los casos en los cuales se conoce el desenlace, los pacientes se recuperaron sin secuelas. Los médicos deberán realizar interrogatorios de rutina acerca de dichos posibles efectos adversos. Alucinaciones: en un pool de estudios clínicos con la formulación de liberación inmediata de paroxetina, se observaron alucinaciones en 22 de 9089 pacientes tratados con paroxetina y en 4 de 3187 pacientes que recibieron placebo. Reportes post-comercialización: desde la introducción de la formulación de liberación inmediata de paroxetina clorhidrato en el mercado se han reportado los siguientes eventos adversos (que pueden no tener relación causal con la droga): pancreatitis aguda, valores elevados de marcadores de la función hepática (asociados con severa disfunción hepática), síndrome de Guillain-Barré, síndrome de Stevens-Johnson, necrólisis epidérmica tóxica, priapismo, síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética, síntomas sugestivos de prolactinemia y galactorrea, síntomas extrapiramidales que han incluido acatisia, bradiquinesia, rigidez en rueda dentada, distonía, hipertonía, crisis oculógira asociada al uso concomitante de pimozida, temblor y trismus; estado epiléptico, insuficiencia renal aguda, hipertensión pulmonar, alveolitis alérgica, anafilaxia, eclampsia, laringismo, neuritis óptica, porfiria, síndrome de piernas inquietas, fibrilación ventricular, taquicardia ventricular (incluyendo torsade de pointes), trombocitopenia, anemia hemolítica y eventos relacionados a trastornos en la hematopoyesis (anemia aplásica, pancitopenia, aplasia de médula ósea, y agranulocitosis) y síndromes vasculíticos (tales como púrpura Schönlein-Henoch), nacimientos prematuros en mujeres embarazadas. Ha habido un reporte de elevación de los niveles de fenitoína luego de 4 semanas de tratamiento concomitante con paroxetina y fenitoína. Se reportó un caso de hipertensión severa cuando paroxetina fue administrada durante el tratamiento crónico con metoprolol.
Advertencias.
El uso de antidepresivos con indicación aprobada por ensayos clínicos controlados en depresión mayor y otras condiciones psiquiátricas deberá establecerse en un marco terapéutico adecuado a cada paciente en particular. Esto incluye: a) que la indicación sea hecha por especialistas que puedan monitorear rigurosamente la emergencia de cualquier signo de agravamiento o aumento de la ideación suicida, como así también cambios conductuales con síntomas del tipo agitación; b) que se tengan en cuenta los resultados de los últimos ensayos clínicos controlados; c) que se considere que el beneficio clínico debe justificar el riesgo potencial. Han sido reportados en pacientes adultos tratados con antidepresivos IRS o con otros antidepresivos con mecanismo de acción compartida tanto para el Trastorno Depresivo Mayor como para otras indicaciones (psiquiátricas y no psiquiátricas), los siguientes síntomas: ansiedad, agitación, ataques de pánico, insomnio, irritabilidad, hostilidad (agresividad), impulsividad, acatisia, hipomanía y manía. Aunque la causalidad ante la aparición de estos síntomas y el empeoramiento de la depresión y/o aparición de impulsos suicidas no ha sido establecida existe la inquietud de que dichos síntomas puedan ser precursores de ideación suicida emergente. Los familiares y quienes cuidan a los pacientes deberían ser alertados de la necesidad de seguimiento de los pacientes en relación tanto de los síntomas descriptos como de cambios inusuales en el comportamiento y la aparición de ideación suicida, y reportarlo inmediatamente a los profesionales tratantes. Dicho seguimiento debe incluir la observación diaria de los pacientes por sus familiares o quienes estén a cargo de sus cuidados. Deberá considerarse la posibilidad de cambiar el régimen terapéutico, incluyendo la posibilidad de suspender la medicación, en los pacientes cuya depresión empeora persistentemente, o que experimentan tendencias suicidas o síntomas que pueden ser precursores de empeoramiento de la depresión o de la ideación suicida, especialmente si estos síntomas son graves, aparecen repentinamente, o no eran parte de los síntomas de presentación del paciente. Si se toma la decisión de discontinuar el tratamiento, la medicación debe ser reducida lo más rápidamente posible, pero teniendo en cuenta el esquema indicado para cada principio activo, dado que en algunos casos la discontinuación abrupta puede asociarse con ciertos síntomas de retirada. Ensayos clínicos controlados no han mostrado eficacia y no pueden sustentar el uso de paroxetina en niños con Trastorno Depresivo Mayor (DSM IV). Paroxetina no está indicada en menores de 18 años. Empeoramiento clínico y riesgo de suicidio: los pacientes con Trastorno Depresivo Mayor pueden sufrir un empeoramiento de su depresión, aparición de ideas o comportamiento suicida, o cambios inusuales en el comportamiento, estén o no bajo tratamiento farmacológico antidepresivo, y este riesgo puede persistir hasta que ocurra una remisión significativa. El suicidio es un riesgo conocido de la depresión y de otros desórdenes psiquiátricos, y estos últimos son los factores predictivos más importantes del suicidio. Desde hace tiempo existe la preocupación de que los antidepresivos pueden intervenir en el empeoramiento de la depresión, y en la aparición de tendencias suicidas en etapas iniciales del tratamiento en ciertos pacientes. En estudios controlados a corto plazo, en niños, adolescentes y adultos jóvenes (entre 18 y 24 años) con Trastorno Depresivo Mayor y otros desórdenes psiquiátricos tratados con antidepresivos, se ha observado un incremento en el riesgo de pensamientos y conductas suicidas comparado con los pacientes tratados con placebo. Esto no se ha observado en adultos mayores de 24 años de edad; en adultos mayores de 65 años se ha producido una disminución del riesgo suicida causado por los antidepresivos. Existieron diferencias en el riesgo absoluto de ocurrencia de suicidio entre las distintas indicaciones, con mayor incidencia en el Trastorno Depresivo Mayor. No ocurrieron suicidios en los estudios pediátricos pero sí en los de adultos; el número de casos no fue significativo para arribar a una conclusión acerca de la relación causal con la droga. Se desconoce si el riesgo de suicidio se extiende al uso a largo plazo, es decir, más allá de varios meses. Sin embargo, existe evidencia que surge de estudios de mantenimiento controlados con placebo en adultos con depresión de que el uso de antidepresivos puede retrasar la recurrencia de la depresión. Los pacientes tratados con antidepresivos por cualquier indicación, deben ser estrechamente monitoreados en busca de signos de empeoramiento clínico, ideación suicida o cambio inusual en el comportamiento, especialmente durante los primeros meses de iniciado el tratamiento o en los períodos de aumento o disminución de la dosis. Exploración del paciente en busca de trastorno bipolar: un episodio depresivo mayor puede ser la presentación inicial de un trastorno bipolar. En términos generales se considera (aunque no se ha establecido mediante estudios controlados) que el tratamiento de tal episodio con un antidepresivo como monoterapia puede aumentar la posibilidad de precipitación de un episodio maníaco/mixto en pacientes con riesgo de trastorno bipolar. Se desconoce si alguno de los síntomas descritos anteriormente representa tal conversión. Sin embargo, antes de iniciar un tratamiento con un antidepresivo, los pacientes con síntomas depresivos deben ser examinados adecuadamente para determinar si están en situación de riesgo de un trastorno bipolar; tal examen debe incluir una historia psiquiátrica detallada, que incluya antecedentes familiares de suicidio, bipolaridad y depresión. La paroxetina no está aprobada para el tratamiento de los pacientes con depresión bipolar. Síndrome serotoninérgico: se ha reportado síndrome serotoninérgico potencialmente mortal con el uso de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRSs) y con inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSNs), incluyendo paroxetina, pero particularmente con el uso concomitante de otros fármacos serotoninérgicos (incluyendo triptanos, antidepresivos tricíclicos, fentanilo, litio, tramadol, triptófano, buspirona, hierba de San Juan) y con fármacos que afectan al metabolismo de la serotonina (tales como IMAOs, linezolida, azul de metileno intravenoso). Los síntomas del síndrome serotoninérgico pueden incluir: cambios en el estado mental (agitación, alucinaciones, delirio y coma), inestabilidad autonómica (taquicardia, presión arterial lábil, mareos, diaforesis, rubor, hipertermia), síntomas neuromusculares (temblor, rigidez, mioclonías, hiperreflexia, incoordinación), convulsiones y/o síntomas gastrointestinales (náuseas, vómitos, diarrea). Los pacientes deben ser monitoreados para detectar la aparición de síndrome serotoninérgico. El uso concomitante de paroxetina con IMAOs está contraindicado. No debe iniciarse el tratamiento con paroxetina en un paciente que está siendo tratado con IMAOs, linezolida o azul de metileno intravenoso. Si es necesario iniciar el tratamiento con un IMAO, linezolida o azul de metileno intravenoso en un paciente que está siendo tratado con paroxetina, ésta debe discontinuarse antes de iniciar el tratamiento (Véase Dosificación y Contraindicaciones). Si el uso concomitante de paroxetina con otros fármacos serotoninérgicos se justifica clínicamente, los pacientes deben ser advertidos de un posible aumento del riesgo de síndrome serotoninérgico, particularmente durante inicio del tratamiento y con el aumento de la dosis. El tratamiento concomitante con paroxetina y cualquier fármaco serotoninérgico debe suspenderse inmediatamente si ocurren los síntomas mencionados, y debe instaurarse un tratamiento sintomático de soporte. Glaucoma de ángulo cerrado: la midriasis que se produce luego del uso de fármacos antidepresivos, incluyendo paroxetina, puede desencadenar un ataque de glaucoma de ángulo cerrado en pacientes con ángulo estrecho anatómico sin iridectomía. Potencial interacción con tioridazina: la administración de tioridazina como monodroga puede prolongar el intervalo QTc, lo cual se asocia a serias arritmias ventriculares, tales como las del tipo torsade de pointes y muerte súbita. Este efecto parece ser dosis-dependiente. Un estudio in vivo sugiere que las drogas que inhiben el CYP4502D6, tales como la paroxetina, elevan los niveles plasmáticos de tioridazina. Por lo tanto, se recomienda no emplear conjuntamente paroxetina y tioridazina (Véase Contraindicaciones). Empleo en el embarazo: Efectos teratogénicos: en estudios epidemiológicos se ha observado un incremento del riesgo de malformaciones cardiovasculares asociadas al uso de paroxetina durante el primer trimestre de embarazo. Si una paciente se embaraza mientras se encuentra bajo tratamiento con paroxetina, se debe discontinuar el tratamiento o cambiar a otro antidepresivo, a menos que los beneficios de la utilización de la paroxetina justifiquen la continuación del tratamiento para la madre. Para las mujeres que quieran quedar embarazadas o están transitando el primer trimestre de embarazo, la paroxetina debe ser utilizada, sólo luego de considerar otras opciones de tratamientos disponibles. Efectos no teratogénicos: los neonatos expuestos a paroxetina y a otros ISRSs o IRSNs al final del tercer trimestre, han desarrollado complicaciones que requirieron hospitalización prolongada, asistencia respiratoria, y alimentación por sonda. Estas complicaciones pueden surgir inmediatamente después del parto. Se han reportaron los siguientes efectos: dificultad respiratoria, cianosis, apnea, convulsiones, inestabilidad térmica, dificultad para alimentarse, vómitos, hipoglucemia, hipotonía, hipertonía, hiperreflexia, temblor, nerviosismo, irritabilidad y llanto constante. Estos podrían indicar efectos tóxicos directos de los fármacos, síndrome serotoninérgico o de supresión (Véase Advertencias). Los infantes expuestos a los ISRSs en el embarazo pueden tener un mayor riesgo de hipertensión pulmonar persistente del recién nacido, lo que se asocia a morbilidad y mortalidad neonatal. En un estudio prospectivo se observó que las mujeres con antecedentes de depresión mayor que se encontraban en remisión y estaban en tratamiento con un medicamento antidepresivo al menos 12 semanas antes de su último período menstrual, mostraron durante el embarazo un aumento significativo en la recaída de la enfermedad en comparación con aquellas mujeres que continuaron con la medicación antidepresiva durante todo el embarazo. En el tratamiento de una mujer embarazada con paroxetina, el médico debe considerar cuidadosamente tanto los riesgos potenciales de tomar un ISRS, como los beneficios establecidos del tratamiento de la depresión con un antidepresivo.
Conservación.
Mantener a temperatura no superior a 30°C. Proteger de la humedad.
Presentación.
Meplar 10 Baliarda: Envases con 30 comprimidos recubiertos ranurados. Meplar 20 Baliarda: Envases con 10 y 30 comprimidos recubiertos ranurados. Meplar 30 Baliarda: Envases con 30 comprimidos recubiertos ranurados. Meplar LC 12,5 Baliarda: Envases con 30 comprimidos gastrorresistentes de liberación controlada. Meplar LC 25 Baliarda: Envases con 30 comprimidos gastrorresistentes de liberación controlada.